Esta semana mi hija vino con una “carita triste” del
colegio. No es que Sofía viniese triste, sino que le pusieron en la agenda del
cole una carita triste. Claudia, mi mujer, me explicó que había rayado la mesa. Dos ideas se me vinieron inmediatamente a la
cabeza, la primera que mi hija era una vándala y la segunda, que era muy
peligroso, para ella y para sus compañeros, que con 4 años tuviese acceso a
instrumentos que pueden rayar la madera. ¿Tendrían punzones en clase? ¿estarían
afiladas las tijeras? Luego mi cerebro entró en modo transoceánico y me calmé,
simplemente había pintado la mesa, que bueno, no es poco, pero es algo que un
niño tiene que aprender y que no es tan peligroso. No se pintan las mesas, y
mucho menos se rayan.
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Muro rayado |