Mi primer viaje a Chile, hace nueve años ya fue para
coincidir con las Fiestas Patrias.
Fuimos con mi mujer a Papudo y allí descubrí estas fiestas. Uno de los días
fuimos al campo y me llamó la atención cómo
ella y mi cuñada se afanaban por volar un cometa, o volantín como le decían
ellas. Intentaron entusiasmarme pero no podía entender cómo les podía apasionar
algo que a mí dejó de interesarme en mi infancia. Desde mi cómoda posición
observé como lucharon contra y a favor del viento, como tiraban bruscamente del
cordel para que el volantín ascendiese (maniobra que ni entendí ni entiendo,
pero que de vez en cuando les funcionaba) y cómo me mostraban orgullosas que la
hacían volar.
Volantines, foto de Yerson O |
De hecho, la pasión es tal que hace algo más de un año,
en una playa valenciana mi mujer vio una tienda con cometas y compró una para
nuestra hija. A mí me parecía muy pronto, Sofía aún no había cumplido 3 años,
pero mi mujer insistió en que le encantaría. Tras cinco minutos en los que mi
mujer le enseñaba como manejarla, mi hija volvió a sus quehaceres apropiados
por su edad – jugar con la arena, el agua, las palas y los cubos (baldes) – y mi
mujer siguió a lo suyo.
Tras una hora aproximadamente mi hija volvió a pedir a su
madre que le prestara la cometa “sí, sí, hija”. Pero esa afirmación es como la
que se hace cuando te encuentras un vecino en el ascensor y te confirma que
hace viento “sí, sí” o te cuenta que en estos momentos ve un ejército de
hipopótamos rosas bailando ballet “sí, sí, claro”. Vamos, que le tuve que decir
a mi mujer que la niña llevaba un minuto pidiendo que le devolviera SU cometa.
Ahora, antes de cualquier excursión a la playa, mi mujer
recuerda que debemos echar la cometa a la maleta y me si recuerdo lo bien que
se lo pasó la niña su primera vez con la cometa. “Sí, sí, claro”.
Por lo visto viene de lejos, se dice que Ambrosio O’Higgins era un apasionado de
este juego y que hay leyes en Santiago de 1795 que tipifican como delito con
pena de prisión causar daños con los volantines. Cosa fina.
Es curioso que la fecha en la que en Chile este juego
empieza a hacer furor, aunque no se sabe con exactitud, coincide con su extensión
por Europa, por lo que no está muy claro
si la cometa entró en América proveniente del Imperio o directamente de algún
viajero con procedencia asiática. Esto
podría explicar por qué el juego no tiene el mismo nombre en España y otras
geografías.
Quintana, Antonio. Niños elevando volantines . Disponible en Memoria Chilena, Biblioteca Nacional de Chile. Accedido en 22/9/2015. |
Zorobabel
Rodríguez comenta en 1875 algunos términos relacionados
Volantin.
En Colombia volantín se usa por volteta o voltereta. Entre nosotros por cometa.«Pero no me gustaria que los gobiernos, tomando a la letra la ficcion de la cometa, trataran a los ciudadanos, esto es, a seres racionales i dueños de sis acciones como a pandorgas i quisieran manejarlos con un hilo, cual los muchachos a sus volantines.»(M.L. Amunátegui. – Juicio de las Poesías de don Andres Bello)
Dar la Alargada.
En el juego del volantin, soltar el hilo para que los mas grandes i encumbrados se pongan al alcance de los mas bajos i chicos: «Tú eres mui cobarde, continuó María: échale comision sin miedo i dále la alargada, que si pierdes te daré yo dos carretillas de hilo i ademas prometo hacerte otro volantin mas grande; pero si de puro cobarde te lo llevan, no te daré nada ni te pintaré mas volantines»(Z. Rodriguez – Loco Esutaquio)
Comision.
Echan o hacen o enredan comision en el juego de volantines los que en altura se enredan del hilo por ver cuál tumba o se lleva a su enemigo.«Mas alegre, pero siempre sobresaltadi, jugaba una tarde al volantin. Yo sujetaba el mio desde el patio de casa, i otros, desde la calle, trataban de enredar con él comisión. »(Z. Rodriguez – Loco Esutaquio)
En Chile, aparte del volantín hay otros términos
específicos según el tipo de la cometa, la ñecla, el chonchón – por similitud
con un pájaro de mismo nombre, también conocido como cucurucha y combucho, el
pavito, los chupetes, la condenada, la pandorga, la colcocha, el barrilete, el
globo o bola, la pera, la estrella, el jote, el pavo o el águila. Se describen,
junto con la historia de este juego en Juegos
y alegrías coloniales en Chile (1947) de Eugenio Pereira Salas. Está disponible en la web de Memoria chilena.
Fascinante que un allegado a Chile se fije en lo que nosotros los chilenos ya dejamos atras.Estoy en Alemania,y el domingo pasado asisti a un campo en donde se desarrollaba una actividad con "volantines"asi entre comillas,porque habia todo tipo de figuras en el aire,y la gente disfrutaba ver estos artilugios danzando en el aire.Yo me crie con los volantines,sobretodo en Septiembre,el que los elevaba era mi hermano,igual lo disfrute,tal como disfrute esta historia.
ResponderEliminarGracias por las lindas palabras. Bueno, como extranjero uno tiende a fijarse en las cosas diferentes del país que lo recibe, palabras, costumbres... los volantines me llamaron bastante la atención
EliminarNosotros en Argentina le llamamos barriletes.
ResponderEliminarGracias, turbo. En España existe la creencia de que a Maradona le llamaron barrilete cósmico por gordito, porque no conocemos esa acepción. Ya tienes una anécdota que contar a los gallegos que conozcas :)
EliminarY el otro "encumbrar volantín"? Juajajaj chilean way xD
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