Con el lector tenía de regalo una suscripción por tres meses a un portal de libros electrónicos. Tras adquirir algunos libros que me apetecían de las distintas categorías, probé el buscador y escribí “Chile” a ver si aparecía algún libro que me llamase la atención. No apareció mucho desgraciadamente, pero me sorprendió un libro de Miguel Delibes. Diario de un emigrante, en la reseña decía que era la segunda parte de Diario de un cazador, así que me bajé los dos.
Hace un par de semanas terminé el primer libro, que no hace ninguna referencia a Chile y empecé el segundo. Y lo recomiendo tanto a los españoles que viajan a Chile como a los chilenos que les apetezca reírse con los choques culturales de alguien que se busca la vida en otro país.
Diario de un cazador trata de un joven, Lorenzo, apasionado por la caza, con pocos recursos y cultura y que se le va la fuerza por la boca. El formato de la novela es de diario (diario de vida que diría un chileno), con lo cual se ve más esa característica de alguien que dice algo de forma tajante, y a los pocos días se traga su orgullo y hace lo contrario a lo que dice. Así describió el autor a su personaje:
“Lorenzo, entiendo, es un ejemplar español incontaminado; un producto del sol y del viento, bravucón y refrenado, largo de lengua y más corto en hechos, vehemente y soñador, perezoso y criticón, pero al propio tiempo, limpio para amar, generoso en las entregas, noble en los principios y leal en la amistad. Yo veo en él [...] un ejemplar típicamente hispano.”
En Diario de un emigrante Lorenzo decide buscar una nueva vida en Chile con su esposa. El tío de ella ha prosperado en Santiago y les invita a irse a vivir con ellos y que Lorenzo trabaje en el negocio de él.
Esta segunda parte nace de una curiosidad. Miguel Delibes fue invitado a viajar a Chile en 1955, y justo el día que tomaba el avión salió publicada la primera edición de Diario de un cazador. Un amigo le llevó un ejemplar al aeropuerto y en el largo viaje hacia América releyó su libro. En el viaje no pudo evitar pensar qué diría Lorenzo ante tal o cual situación y al regresar a España decidió darle una segunda vida al protagonista de su primera aventura. Así lo describe el mismo Delibes:
“Cuando yo volé a Chile en marzo de 1955, Vázquez Zamora me llevó al aeropuerto el primer ejemplar de Diario de un cazador, lo que quiere decir que la primera lectura de mi libro coincidió con mi viaje a Sudamérica. Dado el contagio antedicho [se refería a lo contagioso de las expresiones populares] y los profundos relejes que la concepción y gestación del diario de Lorenzo habían dejado en mi cerebro, no tiene nada de particular que yo me enfrentase a la realidad americana desde una mentalidad pareja a la de Lorenzo y, en consecuencia, mis ojos romos y vírgenes, reaccionasen ante las nuevas formas de vida que aquel continente me brindaba lo mismo que hubieran reaccionado los del sencillo protagonista de mi libro. [...] Yo miraba las cosas con ojos de Lorenzo y mis cacerías en Melipilla, ante la tórtola andina o la perdiz cordillerana, me invitaban a sentar un juicio, pero, antes que mi propio juicio, yo sentaba el de Lorenzo que, en definitiva, era yo, pero un «yo» rebajado. Así se fraguó, impensadamente, el Diario de un emigrante.”
A ver si os animáis con la novela. Yo aún la estoy disfrutando. Como adelanto, os dejo un fragmento en que Lorenzo relata su llegada a la estación de Santiago y la recepción de sus tíos, creo que en las próximas semanas utilice extractos del libro para introducir algún que otro modismo que quiero comentar:
“Al cabo se nos acercó una tipa así como implada, de buenas carnes, y el tío dejó las valijas en el suelo y dijo que era su viejita y ella que éramos dos cabros no más y la Anita le plantó dos besos y la tía añadió que salir fuera, que con los parlantes no había manera de entenderse. Ni sé qué se habrá querido decir la gilí con eso de los cabros, pero me parece que con esta fulana habrá que andar con ojo. Yo le dije al tío Egidio que llamar un mozo, pero me salió con que si yo era un hombre joven, y no tuve más remedio que apencar con las valijas y sonreír a lo bobo. A la puerta había una furgoneta del tiempo de la nana y dijo el tío que lo pusiera allí y luego me preguntó si manejaba. Le dije que si manejaba qué , y él saltó que cuál iba a ser, y ya le dije lealmente que no entendía y él, entonces, sin más, se puso como de mal café y se plantó al volante.”
En Cervantes Virtual hay un detallado análisis del libro. Además incluye un pequeño glosario de chilenismos para entender la novela. En cambio le faltaría un glosario de palabras castellanas “de campo”, que hasta yo que soy español y de Castilla me cuesta entender algunos pasajes y tengo que sacar términos por el contexto. También es interesante este análisis de Marta Portal. en el que compara la novela con Un novelista descubre América, otra obra.
Retrato de Miguel Delibes Obra de Nuria Martínez López |
Siempre que recomienden un libro hay que tenerlo muy en cuenta, me encanta leer.
ResponderEliminarDelibes tiene una escritura muy especial, muy crítica y pesimista, aunque este libro y el anterior tienen un punto más humorístico (el personaje lo pasa mal pero uno se ríe porque es muy orgulloso). Muy recomendables, especialmente para los chilenos y españoles que quieren conocer las diferencias culturales con el otro país.
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