lunes, 9 de diciembre de 2013

Viudo de invierno

El pasado viernes fue un día extraño para mí. Y no lo digo por el sorteo del mundial de fútbol que emparejó a las dos rojas, y que me vaticinan un junio con mucha tensión con mi familia chilena, pero también en la pega, pues en la oficina tenemos muchos compañeros holandeses y trabajo en varios proyectos con Australia (aunque creo que a mis compañeros de Australia les gusta más el rugby y el cricket). No, lo digo porque esa noche mi mujer y mi hija se fueron a pasar unas semanas de vacaciones. Yo me uniré a ellas en 15 días, pero mientras tanto me he quedado de viudo de invierno.

Para que mis compatriotas lo entiendan, la expresión normal es viudo de verano y tiene el mismo significado que para nosotros estar de Rodríguez. Llega el verano y por distintas circunstancias las vacaciones de la pareja no cuadran (o como pasaba cuando yo era niño, que mi madre no trabajaba y mi padre tenía un mes de vacaciones), así que hay una separación temporal en la que uno toma sus vacaciones y el otro sigue trabajando.

En mi caso soy viudo de invierno, simplemente por la diferencia de hemisferio. Mientras en Chile los días son largos y cálidos yo me estoy cag estoy sufriendo el frío. El concepto es el mismo en todos los países hispanohablantes pero en otras latitudes lo llaman soltero de verano. Algo menos cruel. No es muy cariñoso fingir que uno no conoce a su cónyuge, pero es mucho peor matarlo figuradamente.

En este caso soy mucho más partidario del término chileno, que aunque macabro es más claro. Soltero o viudo uno se supone que está libre de ataduras, ¿pero estar de Rodríguez? No sé cuántas veces le he tenido que explicar a mis compañeros guiris (gringos) lo que significa.

Hace poco leí un artículo de Alfred López en su blog que explicaba el origen de la expresión estar de Rodríguez. Su origen está en una película española de los años 60. Por aquella época España empezaba a explotar el turismo (recordemos el Spain is different de Fraga) y las playas españolas se llenaban de visitantes nórdicos.  Este fenómeno quedó reflejado en las películas de la época, entre ellas El cálido verano del Sr. Rodríguez (1965) en las que el protagonista fantasea con tener una aventura extramatrimonial mientras su mujer e hijos se iban a la playa. Era esa época en la que los españoles del tipo José Luis López Vázquez o Alfredo Landa parecían irresistibles a las suecas.

Buscando información sobre el tema he caído con esta sección de una web dedicada al turismo chileno. En ella algunos viudos de verano relatan sus experiencias y me doy cuenta de cuan parecidos somos los varones chilenos y los españoles.

He buscado en Google libros el término “viudo de verano” y la primera referencia que obtengo es de 1957. La revista colombiana “Cromos” hablaba de la película The Seven Year Itch, traducida en Hispanoamérica como La comezón del séptimo año y en España como La tentación vive arriba.
La gran revelación es, evidentemente, Tom Ewell, el “viudo de verano” asediado por Marilyn Monroe en La comezón del séptimo año y quien volvimos a ver en “El teniente era ella”
La primera publicación chilena que encuentro con este término data de 1963 y se trata de Antología de redactores nacionales: Selección, palabras y notas de Próspero editada por Marín Soto (Roger). Ojo a la pasional narración:
El sol se volcaba con furia sobre el pavimento. Todo dejaba un vaho caliente, enervante. Pero, ¿quién podría detener a un viudo de verano en el mes de febrero?
Según un estudio realizado hace dos años el 49% de los chilenos había pasado por la experiencia de ser viudo de verano. Y sólo al 32% le agrada la experiencia. Habría que ver qué resultados hubiese obtenido el estudio hace 50-60 años, cuando surgieron los términos de Rodríguez y viudo de verano, y nadie podía detenerlos. ¡¡Nadie podrá detenerme!! ¡¡Conseguiré tomar un sangurucho de cena sin provocar un incendio!!

 

2 comentarios:

  1. me encantó tu blog (llevo un rato leyendo), así que lo enlazo al mío
    es curioso y a la vez fácil constatar como el lenguaje nos hace sentido
    y también provoca imaginarios

    aunque hablemos el español como lengua materna en América morena
    cada país tiene sus propios criollismos y variaciones del mismo
    eso le da un picor y sabor delicioso a esta cazuela vocálica

    pa'mi que los chilenos siempre nos vamos de tollo
    buena jornada
    http://santiagopuelche.blogspot.com

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muy de acuerdo, es bonita la mezcla de palabras y acentos de los distintos pueblos. Muy poético tu blog, lo recomiendo a los amantes del verso.
      Un saludo,
      Pedro

      Eliminar